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Aunque las cuatro sesiones consecutivas de bajas que registró la semana pasada el S&P 500 por primera vez este año hayan disparado las alertas, hay argumentos razonables para creer que aún le queda recorrido alcista al mercado de valores. Esto se debe a que la Reserva Federal ha creado una situación en la que el costo de la oportunidad de estar fuera del mercado podría perjudicar tanto como el castigo por estar en el mercado si la situación se acaba torciendo.
Queriendo o sin querer la Reserva Federal ha apoyado artificialmente los precios de las acciones al reprimir las tasas de interés con su política monetaria no convencional, por ello los inversores no pueden permitirse el lujo de estar totalmente fuera del mercado en este momento. En este sentido, es el mejor y el peor de los tiempos para los inversores. No obstante, en base a la historia más reciente uno no puede más que pensar que una política demasiado laxa durante demasiado tiempo es el preludio inevitable de una caída más dura en el futuro.
Otro problema adicional que se avecina en Wall Street es la fuerte apreciación del dólar y la consecuente mella que sufrirán las multinacionales estadounidenses al convertir los beneficios obtenidos en el extranjero en resultados reportados en EEUU. Esta revalorización del dólar no responde tanto a la acentuada percepción de un incremento en las tasas de referencia en Estados Unidos, como a la rápida pérdida de tracción del euro, en mínimos de 22 meses por las débiles perspectivas de crecimiento en la región, y del yen, en mínimos de seis años resultado de la política monetaria acomodaticia del Banco de Japón y su apoyo a una moneda más débil.
Un claro ejemplo del impacto del alza del dólar es el abaratamiento de los productos importados a Estados Unidos. A este respecto se espera un descenso del 0,9% en los precios de las importaciones en septiembre, luego de ceder en agosto un 0,5%, su mayor caída en nueve meses por el agudo declive en el costo de los productos petroleros.
No obstante, las Actas de la última reunión de la Reserva Federal que se publican el miércoles son las protagonistas de la agenda macroeconómica semanal, sobre todo después de que en los últimos meses se hayan puesto de manifiesto las divisiones en cuanto a pareceres dentro de la entidad respecto al mercado laboral y por tanto el timing en el alza de tasas. También ese día el mercado estará atento a las solicitudes de hipotecas durante la semana del 29 de septiembre que, de acuerdo con el consenso, bajarán 0,04%, en tanto los intereses de los préstamos hipotecarios a 30 años subirán de 4,33% al 4,37%.
Especialmente de cerca habrá que seguir las peticiones semanales para el cobro de ayudas por desempleo, anticipadas en 287.000 en la última semana de septiembre, sumando cinco semanas por debajo de 300.000. También el jueves se divulgarán los inventarios mayoristas, un componente clave de las variaciones del PIB, con un aumento estimado en 0,9% en agosto, tras anotarse el menor aumento desde julio de 2013 el mes previo.
Por otra parte los créditos al consumo que divulgará el Banco de la Reserva Federal el lunes se esperan en 22.100 millones de dólares en agosto, tras haberse disparado más de 9% a 26.000 millones en julio. Y en cuanto a los presupuestos mensuales del estado en septiembre el consenso apunta a 53.500 millones de dólares, frente al déficit de 129.000 de agosto.
Mónica Coronatti, Editora Sala de Inversión América
03:23 minutes
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