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Cualquiera se la forma en que se mire, no suele haber una respuesta clara a la cuestión de si el mercado está sobrevaluado o no. Desde un punto de vista estrictamente estadístico, desde 1962, los mercados alcistas en promedio han durado 48 meses, de acuerdo con datos de Biriyini & Associates extraídos por Bloomberg. Desde entonces, cuatro de los seis llamados ‘bull markets’, sin embargo, han durado seis años, y teniendo en cuenta que el actual comenzó en marzo de 2009, aun le quedaría más de un año de recorrido si tiene la suerte de incluirse entre las excepciones.
Asimismo, los factores fundamentales parecen alinearse de forma favorable para la renta variable: con tasas de interés muy bajas, la inflación casi inexistente y las ganancias corporativas en aumento. Por otro lado, no se puede obviar que los márgenes de beneficios se encuentran en máximos históricos, lo que los hace más propensos a una contracción, sobre todo considerando que el reciente fortalecimiento del dólar contra las principales divisas mundiales minimiza las proyecciones de ganancias de las multinacionales estadounidenses, en un creciente entorno de intranquilidad y riesgo geopolítico.
La Reserva Federal parece estar fijada en la política monetaria del cero por ciento en cuanto a tasas de interés, pero empieza a ser más locuaz sobre la posibilidad de que las tasas se muevan al alza más rápido si los datos económicos que se den a conocer a partir de ahora muestran un fuerte aumento del impulso económico.
¡Ojo avizor!. Especialmente a finales de esta semana que acabamos de estrenar, con el informe de desempleo que el viernes presentará el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, cuya tasa se mantendrá en el 6,1% aun contando con la creación de 218.000 puestos de trabajo, de acuerdo con la previsión del consenso del mercado. Más allá de la importancia de este informe, no será el único a destacar en la agenda macroeconómica, que arranca con los ingresos y gastos personales de agosto con incrementos estimados del 0,3% y 0,4%, respectivamente para señalar una evolución favorable del PIB en el tercer trimestre.
Especialmente relevante es el ISM manufacturero, que si todo apunta en la dirección correcta, corroborará la contribución del sector fabril al crecimiento, con una lectura de 58 puntos tras ubicarse en su mayor nivel desde marzo de 2011 en julio. Otros dos informes complementarios para el repaso del sector son el PMI de Chicago y los pedidos a fábrica, estos últimos con una contracción estimada en 8% en agosto. También destaca la balanza comercial de bienes y servicios cuyo déficit se ampliará a 41.100 millones de dólares, 600 millones más que el mes previo.
En el sector inmobiliario habrá que seguir de cerca los gastos en construcción cuyo moderado aumento en agosto contrastará con el repunte de 1,8% registrado en julio, el mayor salto desde diciembre de 2008, gracias al interés despertado por los proyectos no residenciales y la inversión en obras públicas. Además, se publicarán las ventas pendientes de vivienda, en el que se prevé una caída mensual de 0,6% en agosto, y los precios de la vivienda en julio según el índice elaborado por S&P Case Shiller.
En referencia al consumo se acentúa el dato de la confianza del consumidor de acuerdo con el sondeo elaborado por el Conference Board, y las ventas de vehículos, con un estimado de 16.8 millones de unidades en septiembre, 700.000 autos menos que un mes antes. Por último, el ISM de servicios mostrará crecimiento en septiembre con una lectura de 58,5%, un punto porcentual menos que en agosto, cuando alcanzó su mayor nivel en 9 años.
Mónica Coronatti
03:32 minutes
Tags: confianza consumidor, divisas, dólar, inflación, ism servicios, paro semanal, precios vivienda, producto interno bruto, reserva federal, salacom, sector inmobiliario, tasas interés, ventas vehículos